El hombre posee la ingratitud de deshacerse de las cosas con extrema facilidad. La cultura del desuso ante aquello que ha perdido las facultades para lo que inicialmente fue creado. Yo, encuentro una extraña fascinación en la inutilidad aparente. Me provoca y alienta a buscar nuevas formas y cualidades que sorprendan incluso a mí.
Es por eso quizá, que paso horas frente a la puerta del asilo para ancianos y en la parte más profunda de los mercados sobre ruedas, tienen tantas cosas en común… sitios conferidos para lo antiguo, lo maltrecho, lo olvidado.
Tal vez el ser humano se halla en ese sitio del universo, el destinado a la inmundicia, al desperdicio.
Anduve leyendo por aquí, varios textos. Me gustaron. Me inquieren, me plantean puntos de vista inusuales. Yo también valoro lo inútil, lo que está en desuso. Me encantó la imagen de alguien parado frente a la puerta de un asilo de ancianos. Te vi entre mis seguidores, por eso vine. Como tuve el blog medio abandonado, no recuerdo...¿Alguna vez me comentaste algo publicado en el cristal con que se mira? Te dejo un saludo. La seguimos
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